Creer con fundamento, con conocimiento, con la certeza de que siempre todo cambia , de que nada permanece siempre igual.
Creer en lo fundamental, en la vida, en el Ser, en el amor, en lo Supremo.
Creer nos llena de energía nutritiva que alimenta el corazón para seguir el camino con armonía.
Creer es fácil cuando se ha experimentado, cuando se ha vivido, cuando las cosas no salen como la mente dice y la realidad sorprende con otros resultados.
No creer disgusta, no creer cansa, porque hay mucha resistencia en el interior. El incrédulo se estanca en ideas fijas de como deben ser las cosas, no avanza ,no se mueve y tiene miedo del cambio que le muestre que nada es para siempre. Duda siempre. No confía ni en sí mismo.
¡¡ Creer !! no con ingenuidad, sino con la confianza que da saber que la vida es como es y que las cosas son como son, aunque la mente mecánica e ignorante lo niegue, aunque los ojos no quieran ver.
Creer así es crear una percepción distinta de lo que sucede y de lo que elegimos vivir.
Amelia Camacho Guerrero.
24 Junio 2014.