Creencias limitantes.

En la mente existen ideas, creencias y paradigmas incrustadas y adquiridas de muchas formas y de muchas fuentes.

Muchas de ellas no son fácilmente identificadas por estar unidas a otras creencias fuertemente sostenidas por la manera en que hemos sido educados.

La lealtad que concedemos a la palabra escuchada de personas que nos rodean y que, tienen cierto nivel de autoridad para nosotros, hacen que otorguemos un valor que, más adelante rigen el comportamiento y la conducta impidiendo que la toma de desiciones sea propia y permita que realicemos nuestros propósitos y metas en la vida.

Conceptos que no nos pertenecen, que son pensamientos y experiencias ajenas confunden y quedan ancladas en el inconsciente.

Muchas personas viven, porque así lo aprenden, con una mentalidad de pobreza, con la idea que transmiten los padres, la iglesia, la sociedad, la escuela, etcétera.

Los viejos paradigmas que hoy hay que superar y que ya no funcionan en la época actual, se convierten en un aspecto difícil de cambiar.  Quien no escuchó : ese trabajo no vale la pena porque vas a morir de hambre, no es bien pagado, esa carrera no te conviene porque no vas a poder ganar dinero, con lo que quieres hacer no lograrás nada en este mundo, nunca serás una persona de éxito.

Otra idea es que tener dinero es algo que no te dará el cielo, solo los pobres van ahí. 

Vencer estás ideas requiere de voluntad y de cambio de percepción de la realidad.

Aceptar que la pobreza existe en la mente de las personas y esta visión tiene muchas percepciones. Si la idea de éxito está centrada en el dinero y en la sobrevivencia se luchará siempre por ello, y esa lucha representará la forma de vida y la actitud que puede conducir a la frustración por no lograr lo que se quiere.

Estos paradigmas están en lo que llamamos la sombra, a veces cuesta trabajo reconocerlos y siempre vienen acompañados de miedo, de inseguridad y desconfianza.

Los pensamientos han de ser reconocidos y aceptados para luego saber de dónde vienen y modificar la percepción equivocada, que con un significado nuevo pueda ayudarnos a percibir la abundancia en nuestras vidas de una manera sana.

La abundancia ha existido siempre en cada uno de nosotros. Si partimos de una buena percepción de ella nos daremos cuenta de que contamos con una riqueza enorme.

Podremos tocarla, sentirla y disfrutarla para lograr los propósitos que cada uno tenga.

Dedicar nuestro esfuerzo a actividades que nos llenen de disfrute, de satisfacción, de alegría en cualquier actividad que elegimos, con aquello que desde el interior sabemos que es para lo que estamos aquí, será el camino de la abundancia que deseamos.

Si valoramos con verdad nuestra existencia sabremos que somos inmensamente ricos, no será necesario que un evento externo nos obligue a ver, con sufrimiento y pérdidas lo que, por ver superficialmente la vida, no hemos podido valorar.


Amelia Camacho Guerrero.

23 noviembre 2021.