Muchas veces queremos encontrar a alguien con quien podamos expresar lo que internamente aun no tenemos claro pero pensamos que el poderlo decir a alguien es satisfacer el profundo deseo de comunicarnos. Casi nunca consideramos que siempre contamos con nosotros mismos y que ese deseo de expresión es la propia necesidad de escucharnos.
No sabemos cómo lograrlo y buscamos afuera oídos que lo escuchen, la ansiedad nos lleva a parlotear sin cesar cumpliendo aparentemente con este deseo de comunicación. Esta forma no satisface totalmente esa necesidad ya que no encontramos en otras personas la comprensión que buscamos y terminamos hablando de cosas insulsas que no eran las que deseábamos decir o tal vez escuchando al otro en una conversación sin ningún contenido. Así el abismo de ausencia ante nosotros se hace más grande y la necesidad mas profunda. La insatisfacción se hace mayor cuando las personas elegidas critican o censuran nuestra forma de pensar o simplemente no saben escuchar y aceptar los criterios y estados de ánimo que queremos manifestar.
Escucharnos es un acto que no se practica porque lo aprendido nos dice que ha de existir un interlocutor para que se cumpla con este proceso.
La palabra escrita nos ayuda a dar atención a nuestro ser en todo aquello que resulta importante y especial para nosotros mismos; escribir como si le escribiéramos a un gran amigo, a aquel en quien confiamos y somos capaces de contarle todo de nosotros sin el miedo a perder su cariño. Al escribir nuestros pensamientos, sentimientos, ideas con honestidad, con la claridad que deseamos, expresados de manera natural, sencilla, dirigiendo ese discurso a nosotros mismos llenamos esos espacios de expresión en toda plenitud encontrando que el papel en el que plasmamos todo esto, ni nos critica, ni nos censura, no se molesta y tampoco nos impone nada. Todo se puede decir, sea lo que sea, no hay límite a tu expresión. Es acostumbrarnos a oír y escribir atentamente cada idea, cada pensamiento sin considerarlo absurdo o incorrecto, dramático, molesto sin juicio alguno, ayudandonos así a ocuparnos de nuestra salud interna.
La palabra cura al nombrar lo que hay en el interior dando nosotros la atención que a veces reclamamos de los demás, cuando a quien realmente le importa lo que hay dentro es a nosotros mismos.
Este material es importante para cada quien porque revela conocimiento propio, aquello en donde está la atención. Todo puede verse de manera diferente ya que al salir deja espacio para ser observado, descargando la parte emocional que lo agiganta.
Ser nuestros propios amigos a través de la escritura es un proceso que puede ir manifestando la exploración interna en áreas a las que no accedemos en una conversación con otros, pero que si podemos explorar en la intimidad de nuestro ser.