Amarse es transformarse.

Todos estamos aprendiendo a amar y cada uno tiene una forma de expresión de amor, ninguna es errónea.

 Todos lo hacemos desde diferentes niveles de consciencia y de acuerdo a lo que tenemos que aprender. Cada uno de nosotros es diferente y cada uno lo hace como puede hacerlo.

 Amar igual seria expresar el amor de la misma manera en que nos relacionamos con los demás y eso no es posible. Amar es único y especial para todos. 

Hay formas que condicionan la expresión del amor y pretenden recibir de la misma forma en que lo hacen y asi no obtienen lo que quieren sino que viven la frustración de no tener la respuesta que esperan. Las expectativas no se cumplen y se vive demandando lo que no se tiene en el interior.

El amor tiene voces que siempre expresan lo que las personas transmiten y sus peticiones hablan de lo que cada uno requiere en su vida más lo que realmente quiere es libertad para manifestarse.

Aceptar las formas particulares de esta manifestación equivale a saber interpretar las expresiones de amor de los demás y a no imponer las formas propias a otros. Que no se comprenda, no significa que no se ame. 

Amarse a sí mismos ayuda a comprender que los demás no tienen porque dar lo que nosotros queremos, somos nosotros los que tenemos que darnos para poder dar.

Las diferencias que se hacen en las expresiones del amor a las personas, a los animales, a los familiares, a la pareja, a los demás son solo las diferencias que hay en los distintos niveles de consciencia y todos son acordes a lo que cada quien puede expresar.

Puede ser difícil de entender porque no se sabe que el amor es un proceso de aprendizaje y de transformación en  la experiencia humana y que la evolución de cada uno da como resultado una visión diferente de dicha experiencia.

Amar a los demás tal como son nos ofrece la libertad de ser y de respetar las formas en que cada uno experimenta todo.

Crecer en amor es crecer en consciencia.



Amelia Camacho Guerrero.

12 Octubre 2017.