La costumbre de guardar muchas cosas, de consumir y retener de todo lo que consideramos útil o importante esconde razones que no son visibles, pero existen y encuentran todo tipo de justificación. Preguntarnos el porqué de esta respuesta podría parecer trivial sin embargo no lo es.
Aquí recordaremos que todo es mente y si ya nos acercamos a la comprensión de lo que esto significa sabremos que detrás de cada acumulación hay una idea, un significado que la acompaña. Ahí es donde solo nosotros podemos encontrar la respuesta. Son tantos los condicionamientos aprendidos a lo largo de la vida y grabados con tal inconsciencia que cuesta trabajo verlos rápidamente, el ego los protege y los justifica porque de no ser así los descubriríamos con mucha facilidad.
El pensamiento mecánico ha guardado una mentalidad muy contaminada de falsedad. Una de ellas es la mentalidad de pobreza, de miedo a la escasez, de insuficiencia, de retención para un futuro imaginario alimentado por grandes temores, todo ello fortalecido por la mercadotecnia que siempre invita a consumir lo que nutre una identidad que a nadie le importa.
Todo esto afecta el flujo natural de la energía, cuando alguien retiene, a alguien le falta. También afecta la salud. El cuerpo retiene todo lo que no se digiere adecuadamente y es no sólo alimento también impresiones y eventos que no se procesan con la aceptación y asimilación debida. Las enfermedades, la obesidad, los trastornos psicológicos, la depresión y muchas más son resultado de la forma en que las emociones fijan lo que la mente crea.
La emoción es el pegamento de la experiencia. Y las emociones se evaden muchas veces por evitar ver una realidad interior que puede no gustar.
El trabajo interno ayuda a reconocer las construcciones mentales y a transformarlas en pensamientos favorables al crecimiento y desarrollo de la consciencia para así superar las necesidades imaginarias y aprender a no acumular nada que nos dañe.
Soltar es liberarnos de cargas innecesarias.
Amelia Camacho Guerrero.
16 octubre 2018.