La culpa se manifiesta en muchos actos cotidianos saboteando los resultados que deseamos obtener, es como una gran carga sobre nuestros hombros que no permite avanzar. En ocasiones ni siquiera nos percatamos de su presencia porque no sabemos como hacerlo y solo vemos los resultados que provocan frustración y desencanto.
Reconocer que cargamos con culpas de diferentes tipos y en diferentes áreas ayuda a modificar el autoconcepto y a vernos con mejores ojos ante nosotros mismos. Aprendimos a sentir culpa por todo lo que hacemos de maneras que no satisfacen a los demás ya que al tener expectativas de complacer a los que nos rodean nunca es suficiente el esfuerzo hecho ni el resultado que se ofrece. Siempre que necesitemos el reconocimiento y aceptación de los que nos rodean tendremos la culpa de no hacer lo suficiente para lograrlo dando como resultado la recriminación y la auto tortura por no conseguirlo.
Hemos aprendido y ahora es tiempo de desaprender lo que ahora estorba para continuar sin obstáculos. La culpa ha sido una actitud que, en la ignorancia, ha creado malestar y sufrimiento en las personas.
La sociedad, la familia, la escuela, la iglesia, ha establecido formas de conducta que responden a formulas creadas por el exterior y que se aprenden como lo que debe se ser, hay que cumplir con ello y y el pago por no hacerlo se llama culpa. Ser el mejor papá, la mejor mamá, el mejor empleado, el mejor hijo, la mejor esposa, el mejor deportista, el mejor... el mejor... el mejor.. lo que sea, todo es una competencia para lograr aceptación y reconocimiento. Esto genera una constante valoración del comportamiento y desempeño que siempre se verá observado y muchas veces minimizado por no cumplir las expectativas ajenas.
Hacer todo lo mejor que podamos dando el mejor esfuerzo que cada uno puede, es algo muy valioso. Hacer lo que sea para complacer a los demás nunca deja satisfecho a nadie, siempre se exigirá más y más y por mas que se logre será siempre insuficiente.
Saber que somos capaces de lograr nuestros propósitos a nuestra medida y de acuerdo a lo que nosotros deseamos, lograr triunfos y compartirlos es muy diferente a lograr lo que sea para satisfacer las necesidades de orgullo y triunfo de los demás. Todos estamos aprendiendo de esta vida y aquellos que en ocasiones mas demandan son los que menos han logrado. Nadie sabe como ser el mejor, nadie.Todos probamos diferentes formas de manifestarnos y a veces tenemos que intentarlo varias veces, otras tantas sale bien.
Reconocer nuestros talentos y habilidades y darnos el gusto de aceptarnos tal y como somos hará que dejemos de tener que responderles a los demás a costa de nuestro sufrimiento. Piensa, piensa otra vez... ese que te exige ser el mejor te está enseñando con su ejemplo ? El que te critica por no ser lo que se esperaba de ti es lo que te pide.....lo dudo, pero aunque así lo fuera ,el no es tu y tu tienes tu propia respuesta y corresponde a lo que puedes dar en cada momento.
Pon siempre tu mejor esfuerzo, has todo con el corazón y con toda tu alma siéntete feliz de lo que haces y olvida la necesidad de cumplirle a alguien. Cumple contigo que eres la única persona con quien hay que quedar bien, y además es la única a la que no has tomado en cuenta.
Amelia Camacho Guerrero.
8 Diciembre 2015.