En tanto subsista el deseo de hacer o poseer, la consecuencia kármica continuará.
El karma une la responsabilidad por uno mismo a la ley de causa y efecto; las acciones en las vidas dan forma y contenido a la continuidad personal y al destino de cada uno.
El karma del hombre viaja con él como su sombra.
El karma es esencialmente aprendizaje. Es el principio que hace funcionar todas las cosas que hacen posible el desarrollo del alma.
Para que el karma termine deben saldarse viejas cuentas y no deben crearse otras nuevas.
Mientras exista el menor egoísmo en cualquiera de nuestras acciones, mientras seamos buenos porque esperamos recompensa, deberemos volver aquí para recibirla. Cada causa tiene su efecto, cada acción da su fruto y el deseo es el lazo que los une. Cuando se rompe el lazo que los une y se quema, termina la conexión y el alma queda libre.
Joseph Weed.
Cada vez que nos quejamos de nuestro destino en la Tierra y de la mala suerte, estamos quejándonos de nuestra propia elección, no de la de algún dios o dioses arbitrarios que nos han hecho una mala jugada. Por consiguiente el único vicio que no puede permitirse quien tenga algún conocimiento del karma es : la envidia, ya sea la envidia de la situación que vive otra persona o de sus talentos , fortuna o amistades, porque nosotros hemos elegido lo que tenemos y es lo que merecemos.
Karma como Ley de compensaciones.
Amelia Camacho Guerrero.
23 Febrero 2015.