El lenguaje de todos se expresa a traves de gestos, movimientos, emociones, sentimientos, pensamientos y palabras. No solo el lenguaje hablado cuenta sin embargo puede ser el más evidente. La palabra adquiere fuerza y conlleva la carga emocional que cada uno le imprime. No siempre es un acto consciente. La mayor parte de las veces es un acto mecánico que responde a la reacción inmediata ante un estímulo procedente de la identificación con un evento externo.
El lema de este espacio, " La palabra le da existencia a lo que nombra", es relevante en todo momento y hoy que la realidad nos muestra los efectos de ella es indispensable reflexionar sobre esto.
Creamos la realidad en que vivimos y si hacemos consciencia de lo que decimos cotidianamente podríamos darnos cuenta de lo que estamos creando.
Ser conscientes de que cada palabra expone una creencia, una forma de pensar, una manera de ser, algo que sale del interior y que transmite una intención, una manera de crear un mundo.
Todo lo que estamos hablando le da fuerza aquello donde ponemos la atención, participamos del resultado y somos responsables de ello.
" De la abundancia del corazón habla la boca", es una verdad que hemos de tener en cuenta. Nadie da lo que no tiene. Es otra verdad a recordar.
Atestiguar los eventos actuales y no identificarnos con nada ayudará a no fortalecer respuestas que perjudican y nutren lo que menos deseamos.
Cada persona responde con lo que tiene y la mecanicidad y la inconsciencia están siendo un espejo de la realidad en que vivimos.
Seamos cuidadosos con nuestras respuestas y que sea la consciencia la que guíe cada palabra que expresamos cuidando así la creación de la realidad que queremos vivir.
Amelia Camacho Guerrero.
21 junio de 2018.