La tortura del pensamiento mecánico.


Young woman holding emotive masks  Stock Photo

La mente en su forma repetitiva crea situaciones que existen solo en la mente de quien las crea generando actitudes que provocan sufrimiento e ilusiones , falsedades para interpretarlo todo desde ese punto de vista fijo y sin que quien los crea se de cuenta de que son producto de su creación. 

 Esto da como consecuencia una forma de vida muy dolorosa ya que lleva a una pelea interna solo con la mente y la imaginación que diseña lo que esa persona cree.  Su realidad se torna muy desagradable y supone que nadie puede ayudarle.  Realmente así es, nadie puede sacar a nadie de donde no quiere salir. Esto se hace una rutina porque se repite y se repite una y otra vez logrando convencer que de la vida que se vive es de esa manera.  También genera culpa, una culpa que se extiende a todos aquellos que están cerca y que asumen esta responsabilidad creyendo que ayudan cuando la realidad es que no es posible.

Las personas han aprendido y practicado esta forma de vida y hacer cambios les resulta muy difícil.  Cambiar la manera de pensar es un acto voluntario que solo el que lo vive puede hacer.  Se requiere un fuerte deseo de cambio, llegar al hartazgo de esa situación para poder tomar responsabilidad de lo que se experimenta.  Sobran consejos , sobran ayudas, sobra la preocupación de otros, no es eso lo que realmente sacará a la persona de esa tortura.  Solo ella con toda su fuerza puede lograrlo.

Las personas que expresan cambio mencionan esto como tocar fondo y eso es hacerse conscientes de que la responsabilidad de la vida y su forma de vivirla depende solo de cada uno.

 Dejar de culpar tiene que ver con asumir lo que se vive en el interior como un producto propio, nadie puede entrar en ese espacio, nadie puede hacer que se perciba todo de otra manera, eso es una decisión personal.  Las personas que nos acompañan intercambian impresiones con nosotros y nosotros decidimos que hacemos con ellas, somos quienes les damos sentido y dirección de acuerdo a nuestro nivel de consciencia. 

Nadie produce la vida de otro. Somos responsables de todo lo que en nuestro interior se experimenta.   La inconsciencia en la que hemos aprendido a vivir ha hecho que siempre busquemos culpables para todo. No asumimos las consecuencias de nuestros actos por tanto siempre buscamos quien cargue con ello.   

Asumir y responsabilizarnos cada quien de lo suyo libera a todos y hace que cada uno resuelva su problemática interna y deje de sufrir y torturarse, disminuya la violencia interna y viva no solo sobreviva. 



Amelia Camacho Guerrero.

24 Julio 2017.