La impermanencia.

La vida día a día nos da muestras de transformación y cambio. Momentos en que quisiéramos detener el tiempo para atesorar cada instante o hacerlo pasar muy rápido para que no deje huella dolorosa de su paso. 

Vivir en el disfrute de cada momento, ayuda a que, cuando algo nos detiene, nos haga ver que la vida sea plena y llena de agradecimiento y bendiciones, de aprecio por toda la abundancia de que se disfruta y no haya desperdicio de ningún tipo, de manifestar a cada momento el amor que se vive y de entregarlo en cada encuentro y oportunidad. 

Estos cambios invitan a ser conscientes de que somos capaces de elegir y tomar decisiones fundamentales para gozar de cada situación y poder llenarnos de la fuerza que tenemos para experimentarlo todo con el más alto nivel de consciencia y de amor por nosotros mismos y por los demás. 

Recordar que no existe garantía de nada, no dar por sentado nada, no creernos dueños del tiempo y de la vida, recordar siempre que todo es hoy y ese hoy no vuelve otra vez. 


Amelia Camacho Guerrero. 

17 diciembre 2018.