Hacer no es ser.

Cada cosa que se hace, que llena nuestro tiempo y nuestra vida, nutre deseos y necesidades de realización y cumplimiento de satisfactores que favorecen el descubrimiento de habilidades y destrezas, talentos e inquietudes para manifestar lo que cada persona tiene en su interior.

En ello se pone el esfuerzo, el tiempo, la vida y muchas veces esto exige una renuncia o incluso un sacrificio que no se percibe.

Es hasta que pasa la euforia o la obsesión por el logro o la obtención de algo, que esto ya no será, lo que ofrezca la tan deseada meta.

Ser por lo que se hace, nunca da una verdadera identidad a nadie, sin embargo el deseo de tener una razón de ser , provoca la acumulación de logros y papeles que acrediten lo que la sociedad reconoce como identidad.

Una cosa es lo que se hace y otra cosa es ser lo que hacemos. Hacer es solo una actividad, un camino para llegar a ser. 

Cuando la actividad que se está haciendo se termina ya no hay identidad basada en ella. Las personas dejan de ser lo que hacen y simplemente son lo que son. 

La preparación y los estudios siempre serán algo importante y digno de reconocimiento y sirven para proyectar, a través de lo que se hace con ello, la expresión del ser que somos. 

 De esa manera nunca dejas de ser quien eres, tengas o no la actividad que quieras.

Ser lo  que eres con lo que haces, siempre expresando lo que la consciencia que tienes de ti mismo dicta, hará que tu manifestación sea auténtica dondequiera que estés.

No eres lo que tienes, no eres lo que haces,...¡ eres mucho más que eso !  

¡  Eres un ser humano que vive una experiencia única y humana ! 


Amelia Camacho Guerrero. 

29 diciembre 2018