Es tiempo para la voz interior.

Todo el tiempo invertido en el estudio y conocimiento de las diversas disciplinas y filosofía, las variadas experiencias que los maestros y seres de consciencia han dejado como huellas de su caminar por esta tierra, marcan el tiempo dedicado a la práctica de tanta sabiduría. 

Toda la luz que sus textos y comunicación emanan ha sido un legado que hoy ha de convertirse en " comprensión ".

Solo llegando a ese punto del proceso de aprendizaje es posible la apropiación del conocimiento. 

Se pueden memorizar recitar con habilidad teorías y conceptos, incluso transmitir con erudición y destreza todo lo estudiado y no cumplir con la totalidad del proceso educativo.

Saber mucho y entender mucho no es lo mismo que comprender. 

Aplicar lo aprendido hace posible convertir la información en experiencia y esa experiencia en sabiduría.

Es entonces cuando todo el conocimiento forma parte orgánica del individuo y le pertenece, de otra manera siempre serán palabras ajenas, conocimiento prestado que no será sabiduría porque nunca se ha vivido.

Así el discurso es solo la repetición de las ideas de otros. La erudición ayuda a repetir nombres para dar crédito a lo que se dice pero nunca será un producto propio, no podrá ser la voz de la convicción de lo que se expresa. 

La experiencia tiene una consistencia que no puede ser rebatida porque es lo vivido y no lo que solamente se dice. 

Escucharte y oír la voz cierta y convincente del saber interior, de eso que no tiene duda,  que procede de un acto consciente que proyecta la evidencia de lo que realmente se sabe, permite la confianza de la persona para expresarse facilitando la discusión y la flexibilidad en las relaciones.

Teorizar sobre cualquier tema es un juego dialéctico muy interesante. Hablar con sabiduría es una oportunidad para manifestar la consciencia ganada para entonces saber usar el silencio cuando se considere inútil el uso de la palabra, no como agresión sino como un acto consciente.

El parloteo es solo una manifestación de la vida mecánica que pretende tener la razón, se pierde la oportunidad de tener un intercambio de ideas que pueden enriquecer y aprender de los demás. La aceptación de los puntos de vista diferentes, la capacidad para dialogar requiere de humildad y disciplina, de inteligencia emocional y mental que favorezcan la experiencia de la comunicación. 


Amelia Camacho Guerrero. 

19 noviembre 2018.